Situado a los pies del Monte Camicia, en el medio del Parque Nacional del Gran Sasso y Monti della Laga , el país de Castelli es un pueblo rodeado de barrancos agrícolas y arcilla.

El nacimiento de la cerámica de Castelli se debe principalmente a dos Estas características naturales, la presencia de canteras de arcilla, los bosques de madera para las corrientes y los depósitos de sílice, ya en tiempos de los etruscos.

Pero fue sobre todo la presencia de los monjes benedictinos asumió el poder en el territorio desde el siglo XV, que se desarrolló la tradición de la cerámica. Estos monjes se enseñó a los pobladores a usar la arcilla para hacer cerámica.

En el pueblo se puede visitar la iglesia de San Juan el Bautista, quien guarda un retablo cerámico en 1647 por Frederick Grue.

En el pueblo hay muchas tiendas donde todavía se pueden producir y vender muchos artículos de este valioso material.

Justo encima de la aldea se encuentra el Monasterio de los frailes menores, que hoy alberga el Museo de la Cerámica, que alberga algunos de los objetos de interés de la escuela Grue familias, Gentile y Cappelletti..

Esta iglesia se construyó para sustituir una anterior ermita rural aumentó hacia el final del siglo XV, que fue adornado con techo

ladrillo mosaico. Los ladrillos originales, en representación de figuras masculinas y femeninas, animales y escudos de armas se conservan en el Museo de la Cerámica.

 

La iglesia en su forma actual fue reconstruida en la década de 1600 y también está adornada con azulejos techo de ladrillo, pintado en el estilo de.

El techo de esta nueva iglesia, pintado entre 1615 y 1617, es único en Abruzzo Tanto en el resto de Italia.